El tiempo es como el río de Heraclito, siempre cambiante. La humanidad navega en él y va dejando testimonios en la orilla para legar sus vivencias y sus hechos a quienes vienen a continuar avanzando en sus aguas cambiantes.
Al comienzo los materiales mas cercanos y sencillos permitieron a hombres y mujeres dejar constancia de la cotidianidad de sus vidas, de los acontecimientos resaltantes, de sus creaciones e inventos, de sus logros, de sus aspiraciones y sus luchas. Los grandes y pequeños monumentos, las obras de arte, las viviendas , los utensilios, las palabras cantadas y escritas son, sobre todo, expresiones de tiempos detenidos, de la lucha del ser humano por permanecer mas allá del propio tiempo.
Nosotros vivimos un tiempo de cambios cada vez mas rápidos, violentos y de formas de expresión que parecen alejarse de las motivaciones y modelos del pasado mientras tratan de adelantarse al porvenir. Sin embargo la nostalgia y el deseo de volver la mirada nos embarga, especialmente cuando un tiempo medido por los hombres nos acerca a un nuevo siglo y nos reta a entrar a un tercer milenio cargado de temores, interrogantes, confusiones y esperanzas.
Este calendario nos permite contemplar el siglo que concluye a través de la mirada tierna del niño que lucha dentro de Alexis Perez-Luna por conservar y compartir el recuerdo de su infancia rural.
En cada mes encontramos, en bellisimas imágenes la nostalgia de Alexis y su esfuerzo por rescatar esta memoria, no solo de los pueblos, calles, plazas, viviendas, sino también un clima, una atmósfera cargada de sentimientos y emociones que rehusan a sucumbir y se protegen para nuestro disfrute en la mirada de este fotógrafo peregrino del tiempo.
Las puertas, ventanas, corredores y patios de San Sebastián de los Reyes a nuestra disposición en este Calendario, expresan la añoranza y respeto de este artista por la Venezuela de ayer, por un tiempo que se va, allí en las aguas del Pao y del Caramacate. Un tiempo que él también ha rescatado en sus fotos de Ortiz, Pararpara y otros caminos perpetuados por su cámara caminante.
Tres años dedicó Alexis Perez-Luna a captar la magia de esta población Aragueña, en cierto modo respetada aún por la avalancha de las nuevas realidades. Fueron tres años del adulto artista que recrea su infancia, que trata de encontrar, sin saberlo, sus sueños luminosos, las salidas hacia tiempos nuevos ya soñados y luchados por él mismo, por sus padres y por generaciones navegantes de este río que es el tiempo
En este calendario, mientras medimos el tiempo en meses, semanas y días, podemos compartir la mirada de Alexis Perez-Luna volcada sobre la torre enhiesta que trepa la montaña; en la vegetación salvaje que cubre la vivienda solitaria de cerrada ventana; la hermosa puerta abierta al patio señorial donde una columna nos habla de riqueza y solidez; las arcadas del noble corredor con ventanas para la espera tranquila y cobijada; otro corredor con sus muebles de paleta y la reproducción de un artista florentino en la pared de barro blanqueada con humilde cal; el gato familiar, la ponchera antigua y el moderno frasco de agua potable de la morada del poeta Miguel Ramón Utrera; la puerta cerrada que resguarda la siesta del señor de la casa; la ventana de dos postigos iluminado el comedor solitario añorante de los ausentes comensales; la otra ventana que inunda de luz la sala desierta donde el silencio es un sollozo; las puerta siempre abiertas y en permanente espera; la casa de un pueblo que aun anda en bicicleta.
Ni un alma aparece en este pueblo fotografiado con amor por Alexis Perez-Luna, esta ausencia de gente, esta tranquila soledad que nos transmite la foto de cada mes, no genera pesimismo ni desolación porque los seres humano están allí, soñando, sufriendo, mirando por las ventanas, hablando, cantando, riendo, escuchando tras las puertas. Sabemos y sentimos que la gente esta allí, los hombres las mujeres y los niños de San Sebastián de los Reyes están, confiados en las aguas de su cambiante río, están dejando pasar el tiempo, porque Alexis Perez-Luna los hizo perdurables en las imágenes del pueblo que construyeron y han vivido por mas de cuatro siglos.