Permanecemos enredados en la mítica fantasía del retorno a los orígenes, el bosque húmedo de los remotos comienzos, el agua que acunó los primeros intentos que harían posible este ser que ahora somos.
Sonidos, olores y colores ancestrales nos llaman hacia sí en las ensoñáciones románticas de muchas horas. Ciudadanos del ruido y de lo efímero, de lo vertiginoso y de la celeridad nos revelamos , a tantas normas impuestas por la urbe y lo social, con la débil añoranza de lo rural, el deseo de acercamiento a la majestad de la naturaleza. Lo natural se presenta como anhelo, como entidad abstracta, ajena e irreal, de la que ya no creemos formar parte.
La ciudad y la aldea siempre ganan la batalla, nos seducen con sus múltiples tentaciones. Las luces, las tecnologías, los otros, las tantas necesidades creadas, el artificio y nuestras propias inquietudes nos devuelven a esta dimensión postmoderna y urbana.
El destino irremediable es siempre volver y ser uno mas en el centro de la contaminación y el corneteo. Sin embargo en esa pugna permanente, en esa contradicción y conflicto, construimos, desde la imaginación, un lugar parecido al que anhelamos, un lugar intermedio quizá. Logramos salir, a través de la poesía, el acto creativo, la ilusión, la defensa de la ecología y el sueño al encuentro con el follaje. Retornamos al paisaje natural, cada uno a su manera, como tal vez lo intentan esos metales extraviados de las fotos de este calendario.
“De Vuelta al follaje” es un ensayo fotográfico que tiene mucho que ver con las reflexiones ecológicas y culturales de un pueblo que se quiere reconstruir y encontrar con significaciones y valores que nos fortalezcan como seres íntegros. Es el diálogo entre lo natural y lo creado por los seres humanos que va escribiendo una historia cultural que nos describe. El autor registra creativamente estos fragmentos que dibujan un entorno, delinean nuestra identidad y atesoran retazos de memoria para protegerla del desvanecimiento que el tiempo impone a veces a los recuerdos.
En esta investigación fotográfica lo real-maravilloso se nos presenta en paisajes arbitrarios en los cuales se entreteje la diversidad de los verdes con los restos de objetos creados por la civilización moderna. La caparazón de estos autos que van a morir bajo la protección de los elementos naturales nos conecta con nuestro propio sino: la vuelta a la tierra como génesis de transformaciones.
Desde las sombras y grises de estas fotos percibimos certezas y dudas vitales.
Tal vez cuando lleguen las horas de todos los olvidos la memoria logre pervivir junto con las imágenes y pensamientos compartidos en este devenir. Entonces el tiempo será sólo una palabra aprendida y ojalá estallemos en el verdor de hojas, en la tierra muda, en insectos y flores multicolores, protegidos como estos carros por la maleza y la sombra protectora en una existencia silenciosa.